El Arte Neoclásico

El barroco, en su última etapa, fue asumiéndose en otros estilos, entre ellos el Neoclásico. Este es un movimiento artístico que nació en Europa hacia la segunda mitad del siglo XVIII y duró hasta el final del siglo XIX. En realidad se trató de una reacción al exagerado estilo del rococó, heredero del barroco y, por otra parte, fue resultado del descubrimiento de dos ciudades grecorromanas: Pompeya y Herculano en Italia, cuyo arte influyó de modo preponderante en ese tiempo.

Como característica fundamental, el neoclásico buscó imitar los modelos arquitectónicos grecorromanos, de modo principal el arte dórico. Su mística se basa en un sentido romántico de los valores clásicos y de una espiritualidad volcada hacia la añoranza de los tiempos heroicos griegos.

El Romanticismo fue la característica principal de la literatura y de la música en el siglo XIX y pasó a influir también en las artes como la pintura, la escultura y la arquitectura. Este estilo es más un arte simbólico que creativo.

En el ámbito de la arquitectura, el arte neoclásico hizo su aparición en la España de Carlos III (1760-1788) y sus mejores ejemplos fueron la Puerta de Alcalá y el extraordinario edificio que alberga el Museo del Prado, en Madrid.

En los países latinoamericanos, el Neoclásico se volcó más bien en monumentos dóricos y duró hasta el siglo XX. La Catedral de México no se sustrajo al influjo del neoclasicismo y, si bien, no aparece de un modo significativo en el exterior de la Catedral, dado que la mayor parte de la edificación había sido concluida, si aparece en algunos cambios que se realizaron en el interior de las Capillas. Además, en algunas de ellas, donde hubo retablos barrocos, se reconstruyeron según los cánones imperantes de la época y es precisamente el neoclásico el estilo reinante. De este modo, los altares tallados en cantera de las Capillas de Nuestra Señora de los Dolores y la Capilla del Sr. del Buen Despacho, en el lado poniente, y en el lado oriente, las Capillas de Santa María la Antigua y de Nuestra Señora de Guadalupe, son ejemplo del influjo neoclásico.

En conclusión, si alguien quisiera conocer los diversos estilos arquitectónicos más importantes que se dieron en el lapso de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, nada mejor que tomar como guía y ejemplo la Catedral de México. Todos los estilos arquitectónicos quedaron plasmados en su edificación cuando cada uno de los Maestros Mayores que la construyeron, fieles a sus épocas, unificaron lo que ya existía con las novedades del arte en los tiempos que les correspondió vivir.